Hacía más de 27 años que no había parado de trabajar, de hacer cosas, planear, aprovechar cada minuto, hasta que en marzo del 2020 tuve que dejar mi rutina de un día al otro, dejé de controlar mi vida, me inundó una ola de emociones fuertes, de nuevos sentimientos, me quedé sin proyecto, todo se canceló, el teléfono dejó de sonar y no entraban correos. Fue como perder mi libertad, mi vida, mi todo, ya que para mi siempre ha sido importante tener un proyecto profesional y relacionarme con las personas cara a cara.
Entré en un mundo nuevo de miedos, de bloqueos, inseguridades, de melancolía, pero tras un largo trabajo interno, he descubierto que cuando tenemos tiempo para pensar y estar en silencio se consigue conectar más con uno mismo, y es entonces cuando tenemos dos posibilidades, una aceptar las circunstancias y aprovecharlas, buscando un nuevo camino de inspiración o dos seguir en la soledad y la tristeza donde no llegas a ninguna parte, sólo consigues bloquear tu mente y dejar de crear. Yo escogí el primer camino dónde he encontrado mucha creatividad, he conocido un mundo lleno de belleza y arte. He podido diseñar este proyecto decorativo y web al mismo tiempo, escribiendo el contenido, maquetando con las fotografías de cosecha propia, que nunca imaginé antes poder realizar. La frase de Nelson Mandela que me ha inspirado en este camino que no ha sido de rosas es, “siempre parece imposible, hasta que se hace”.
Te animo si estas leyendo, si te sientes o te has sentido antes así que mires de encontrarte primero y descubrirás en ti fuente de nuevas oportunidades que jamás hubieras imaginado.